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Blog de henaescorts
21 de Noviembre, 2014    General

Una ninfómana cumpliendo mis fantasías




La primera vez que hicimos el amor, incluso tuve unas cuantas parestesias (o entumecimientos) a causa de la impresión de la mujer que me estaba llevando a la cama, era realmente ardiente, una ninfa. como una escorts madrid

Esta es solamente una introducción para que vean que prácticamente soy un chico normal que encontró en su camino a una ninfómana y desde entonces mi vida y percepción sobre el sexo, han cambiado radicalmente.

Transcurría un día normal de consulta, era un día lluvioso,  acababa de despedir a una señora que iba por sus medicamentos de control; intercambiaba mensajes con mi novia hablando de todo un poco, casos clínicos y demás, la muy calientapollas, entretanto enviándome fotos sexies de su cuerpo de escorts barcelona Entonces la vi, estatura promedio, con una gabardina oscura bastante amplia y ceñida, dejando entrever su breve cintura y generoso trasero, cabello negro azabache que brillaba y hasta parecía emitir luz de lo sedoso que se veía.

-buenas tardes, doctor. Dijo esa voz cálida, que me resultaba un poco familiar.

Entonces miré su blanca cara, debajo de ése flequillo negro, que enmarcaba tan bien su linda cara y facciones, con maquillaje un tanto provocador, con esos ojos desafiantes, perversos, ése fuego en la mirada que me quema cada vez que hacemos el amor, sus mejillas rojas debido a esa calentura que la envolvía cuando iba a hacer alguna guarrada, esos labios carnosos pintados de rojo carmín, con gloss que los hacía ver aun mas apetitosos, era Sheila, mi novia.

Me quedé mirándola excitado e intrigado, qué hacía mi mujer en el consultorio a ésta hora y vestida así. Nada bueno, alguna diablura debía ser. No podía siquiera articular palabra.

-          No me va a saludar, Dr.?? Qué modales son ésos, dijo traviesa, jugando con su cabello.

-          ¿Qué, qué haces amor?? Fue lo único que atiné a decir.

-          ¿Amor? Contestó la muy zorra. Acaso me ha confundido con alguien más, doctor.?? Quiere que regrese más tarde??

Esta mujer me va a volver loco un día, lo juro pensé. Me miraba de pronto con cara de inocencia, fingiendo voz de damisela en apuros, acomodándose en la silla, acomodando la gabardina para asegurarse que tuviera una vista inmejorable de su escote; cruzó las piernas, y la tela gruesa resbalo suavemente, dejando expuestas ése par de carnosas piernas que tanto me gusta ver cuando usa minifaldas cubiertas por unas medias que  lejos de bajar mi excitación, la aumentaban sobremanera.

-          He venido,  doctor porque sufro fuertes dolores de espalda, justo aquí, decía, mientras más bien se acariciaba la espalda.

-          ¿dónde exactamente le duele? Dije, tratado de saber a dónde llevaría éste juego.

-          Mire, doctor, decía ella apremiando su actuación, poniéndose de espaldas a mí.

-          Además sólo descanso cuando me acuesto boca arriba, y  se me corre para acá, decía mientras señalaba su vientre.

-          En ése caso, afirmé, será mejor que la revise. Quítese el abrigo y pase a la mesa de exploración.

Fui a la lavarme como con cualquier paciente normal, quería descubrir ya qué tramaba esta mujer, me estaba volviendo loco con todo esto, y su cambio de cabellera roja a negra, no dejaba de sorprenderme y excitarme, estaba nervioso y no sabía bien la razón, hasta que le dije que pasaría a revisarla y me contestó que estaba lista.

La muy guarra, solamente llevaba un conjunto de lencería que por poco provoca que mis ojos salieran de sus cuencas, un brassiere negro con encaje y listón, apretando sus más que antojables senos talla 34C, muy grandes para su estatura, pero perfectos para mí, una tanga negra totalmente de encaje que la hacía ver aún más atractiva, cubierta parcialmente por un liguero negro que la hacía ver fantástica, remarcando su cadenciosa cadera, de ella pendían sus medias a la mitad de su pierna, sus zapatos altos, con detalles plateados, que resaltaban aún más esas nalgas de escorts Alicante , ese culo respingón tan apetecible que simplemente, me robaba el aliento.

Una vez más, me quedé sin palabras, se veía preciosa con ése modelito, había olvidado por completo dónde estábamos, sólo quería abalanzarme sobre ella y hacerla mía, darle su merecido por estar provocando a su novio en horas de trabajo ¿y si algún paciente o empleado llegaban? La situación me enloquecía, y mi verga durísima marcándose en mi pantalón sin manera de evitarlo.

-          Me va a revisar, doctor??

-          Claro, respondí excitado.

Puse seguro a la puerta, con una  sonrisa maliciosa que no podía ocultar más y esperando el siguiente paso de mi mujer.

Me acerqué a ella, sin saber bien cómo responder, dejándome llevar por ella, miraba sus piernas, su sexo, no lo podía creer. Le quité los zapatos, uno por uno, suavemente, dejándolos cuidadoso en el piso, no pude evitar recorrerla desde la punta de los pies con la yema de mis dedos, sentía la tela fina de las medias, ese liguero que me enloquecía como se le veía, rosé su sexo con una suavidad que apenas vislumbró y llegué a su abdomen, estaba dispuesto a seguir el juego con ella. Palpé despacio por debajo de sus costillas de lado izquierdo.

-          ¿le duele aquí? Decía intentando verme lo más profesional que pudiera.

-          No, Dr. pero inténtelo por atrás, dijo mientras se volteaba lentamente como dejándome saborear cada movimiento y dejando ante mi vista su delicioso culo en pompa, cubierto con el exquisito encaje de su tanga y el liguero y la parte posterior de su brassiere que invitaba a desabrocharlo y ver lo que cubría, estaba loco por hacerla mía, pero si ella quería jugar, lo haríamos a su manera. Toqué su suave y firme piel de la espalda.

-          Dígame cuando sienta dolor, avisé

-          Ahhhhhh, ahí, doctor ahí!! Fue el gemido más sexy que jamás oí, mi verga secretaba líquido preseminal que se fugaba de mi bóxer con escuchar su voz excitada, estaba tocándola muy cerca de la nalga. Presioné un poco más abajo y ella continuaba con su rutina de quejidos sexies que me excitaban cantidad.

-          Ay doctor, ¿y si ya no puedo hacer mi vida normal? Ayúdeme, doctor

-          Claro que sí, la ayudaré, sin saber qué más decir

-          Por favor, siéntese, le ordené, ya no sabía qué más hacer, pero esperaba que en esa posición, por fin me dejara follarla, ya que la excitación, no me permitía pensar con claridad, tenía que poseerla y ya.

Se sentó en la mesa, como le indiqué, no podía dejar de ver su cara, su tez blanca contrastando con esa cabellera negra, se veía tan sensual, tan guarra ¿Cómo se vería llena de leche esa carita? No quería quedarme con la duda.

Quité el estetoscopio de mi cuello y lo coloqué  por arriba de su seno izquierdo, la frialdad del instrumento, la hizo inhalar bruscamente y retraerse, yo no dejaba de imaginar que ésa altura, sus pezones estarían como rocas, tal como me gusta mamarlos hasta arrancarle gemidos que se hacen cada vez más intensos; bajé muy lentamente por su seno, escuchaba su corazón acelerado, la muy zorra estaba tan excitada como yo, aunque pusiera cara de mosca muerta.

De pronto, realicé una hazaña audaz, rosé con mi dedo meñique el comienzo de su inconfundible pezón erecto. Dos suspiros largos escaparon de ella, mientras veía sus senos moverse al compás de su respiración. Ya no pude más, tomé con mi mano todo su seno, lo amasé, lo acaricié, de pronto esos suspiros se convirtieron en gemidos suaves, su respiración, se aceleraba exponencialmente.

-qué hace doctor??

-la aliviaré, no se preocupe, dije con un hilo de voz; ya no podía continuar ese sensual juego, tenía que hacerla mía antes de eyacular en mis pantalones.

La acerqué a mí, y le clavé un beso que no pudo esquivar, por fin besando sus carnosos labios, que invitaban a pecar con ése color de callejera. Le metí la lengua hasta la garganta, estaba excitado de una manera bestial, y se lo hice saber, la atraje a mí y la abrazaba, sentía su suave  piel, la besaba, bajé por su cuello, me lo comí con furia, con pasión, mientras escuchaba sus gemidos aumentar de intensidad, pasaba mi lengua por su cuello, como sé que le provoca, le bese los hombros, bajaba muy lento por ella, quería disfrutarla toda, llegué a sus senos, su piel blanca, suave, contrastando con sus pezones café claro que erectos tomaban un aspecto más oscuro, apuntándome, como si me invitaran a tomar de ellos, todo en ella era una invitación al pecado, me prendí de ellos como recién nacido, primero uno, luego sacaba el otro de su copa con cuidado como si se fuera a romper para luego mamarlo con furia, como si quisiera arrancárselo, ella aceleraba aún mas la respiración, estaba totalmente entregada al momento y a la calentura, después coloqué los dos pezones en mi boca, apenas me cabían, sentí derramar un poco de saliva, mientras mamaba como si en ello  me fuera la vida, Sheila soltaba pequeños gemidos que no podía contener más, la estaba volviendo loca.

-          Te gusta, putita?? Heee, te gusta provocar a los hombres en el trabajo, pequeña zorra calientapollas?? Te daré tu merecido, guarrita

Ella sonrió, tenía una mirada tan perversa, que casi me asusta, pero era más la excitación que me consumía por ella,  por su piel, por ser una puta y hacerme reventar la polla de calentura.

No decía nada, sólo se limitaba a gemir despacio como una , escorts mallorca, yo estaba enloquecido devorándola, no quería dejar un solo centímetro de su piel sin besar, abrí sus piernas casi a la fuerza, me excitaba que resistiese un poco, y posé mi mano directamente sobre su coño, podía sentir a través de la tela su calor, su humedad, sentí mi mano mojarse con sus jugos, la saqué y me la llevé a la boca, eran deliciosos, la guarra de mi novia estaba empapada, la besé con furia, en una danza de lenguas que jamás habíamos experimentado hasta ése momento, acerqué mi dura polla a su sexo, la apretaba tanto a mí, que a pesar de la ropa, podía sentir sus carnosos labios vaginales contra mí, podía imaginarlos, hinchaditos, rojos, cubiertos de sus jugos, emanando ese delicioso olor a hembra en brama. Liberé mi verga de su prisión, bajé mi cremallera y el bóxer y ésta salió como resorte, apuntando hacia ella, coronada por abundante líquido preseminal, quería que me la mamara, pero estaba tan excitado que no soportaba un segundo más sin poseerla, la llevé a su sexo, desesperado, ella gemía, deseaba la penetración tanto como yo.

 Casi le arranco el liguero y la tanga cuando Sheila separó mas las piernas e hizo a un lado la tanga, su vulva se veía tan deliciosa, totalmente depilada, sus labios mayores hinchados perlados por su juguito, su olor a sexo invadía mi consultorio, llevé mis manos hacia él y qué coño tan bonito, su blanca piel guardaba esa linda intimidad que me estaba dando, su coñito muy mojado, sus labios menores rojísimos e hinchados, se abrían como un par de pétalos, su clítoris se veía enorme, ya por fuera de su capuchón, pendía de él como una joya lista para mí, llevé de inmediato mi boca hacia él, me dediqué a mamarlo con devoción, mientras sentía a mi hembra estremecer, bajé a sus labios congestionados de sangre, los besé como si fuera su boca, les metí mi lengua, los succioné suave, mientras ella enloquecida soltaba pequeños gemiditos que no podía guardar, la penetraba suavemente con mi lengua, hasta que dijo las palabras más dulces hasta ese momento.

-fóllame ya, cabroncete, métemela no ves cómo me tienes, dijo con voz entrecortada gimiendo, su cara era un poema, toda roja, llena de una excitación que no podía ocultar ni un poco.

 Sonreí triunfador, había logrado que perdiera la cabeza; me levanté quedando de frente a ella, sin mediar palabra, sólo mirándola como un depredador a su presa, acomodé mi adolorida polla de tanta excitación  en su entrada y no la penetré de inmediato, recorrí primero sus labios excitados, su botón del placer, de nuevo su entrada, me gustaba provocarla, enloquecerla con mi verga, sentía su calor, su humedad, disfrutaba mi glande entrando apenas en su cuevita, la muy puta se impulsaba hacia mí para acelerar la penetración, yo la dejaba hacer, luego me retiraba, así estuve hasta que cuando menos lo esperó, la embestí con fuerza. Toda mi polla entró sin demasiado trabajo, resbalando por sus apretadas pero jugosas paredes vaginales, producto de tanta excitación contenida.

-argggggggg soltó gloriosa mi chica, con unas gotitas de sudor perlando su blanca frente, sus ojos demostraban alegría de ser cogida y su cara de puta era algo digno de admirar. Estuve follándola largo rato, tratando de contener el orgasmo lo más que pude, me emplee bastante a fondo, follándomela, sintiendo cómo llegaba al fondo de su vagina, sus fluidos vaginales bañando mi verga, escurriendo por debajo de ella, apretando sus senos, viéndolos botar cuando aceleraba las embestidas, que delicioso poseerla, de pronto su cara y sus contracciones me avisaban que venía su gran final, por lo que aceleré aún más la cogida, puse una mano en su boca para que no gritara, y le di verga durísimo, sentí su cálido aliento contra mi mano, excitantes ruidos guturales saliendo de su boca, sus contracciones fortísimas intentando sacar mi miembro de su interior y apretándolo con fuerza la vez, y un delicioso squirt haciendo su aparición, bañando mi verga con sus fluidos saliendo de su rojo y follado coño, después de contener largo rato mi orgasmo, di mi última estocada, llegando hasta el fondo de ella, cuando más sensible estaba y disparando en su interior gran cantidad de leche, no pude guardar más los gemidos y me vacié dentro de mi mujer.

Quedamos agotados en la mesa de exploración, Sheila se recuperó rápidamente y aunque a los dos nos gusta mucho quedar unidos después de follar y corrernos, hay algo que me enloquece y ella lo sabe muy bien, se puso de pie y bajó hasta mi pene ya en estado de flacidez y se lo llevó a la boca, era electricidad subiendo rápidamente por mi cuerpo sentir esa boca tan hábil chupar mi verga con restos de nuestros orgasmos, su cara de puta, mirándome, sabe cuánto disfruto aquello. Dejándomela limpiecita; me sonrió coqueta, subió hasta mí y nos fundimos en un beso profundo, apasionado. Aún con las tetas de fuera, por lo que las sentía al apretarse a mí.

-          Eres toda una puta, dije sonriendo

-          Si, tu puta nada más, dijo ella dándome un dulce beso.

Se acomodó su sensual atuendo y pude percatarme que de su tanga salía abundante leche, la tomé con mi mano.

-          Me voy llena de lechita de mi macho, agregó.

Se acomodó de nuevo la gabardina, se miró al espejo por un rato y sin más, me besó rápidamente.

-un gusto conocerlo, doctor, es usted todo un profesional.

Sonreí perplejo, ésta mujer es dinamita pura sólo pensé. Tomó su bolso, la llevé hasta la puerta y nos despedimos con un sensual beso, no podía apartar mis manos de su cuerpo, me resultaba perfecto. Sobra decir que apenas llegué a la casa, follamos como locos toda la noche, sedientos el uno del otro.

Desde entonces cada tanto realizamos alguna fantasía sexual que a ella o a mí nos apetezcan. Antes de conocerla, pensaba que tenía una buena sexualidad, pero después de las cosas que hemos hecho, me doy cuenta que los dos nos potenciamos hasta llegar al siguiente nivel. Tenemos una relación plena y feliz en todos los aspectos.

Si les ha gustado el relato, por favor hágannoslo saber, para compartirles más de nuestras aventuras sexuales. 


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publicado por henaescorts a las 10:19 · Sin comentarios  ·  Recomendar
 
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