En la empresa en la que trabajo hay mujeres muy sensuales y hermosas
pero muy recatadas y decentes pues eso es lo que aparentan a cierta vista en le
piso donde trabajo es el área que siempre se queda hasta tarde trabajando y los
encargado s de las demás áreas también se quedan somos mas de 4 personas las
que siempre no quedamos trabajando yo soy el menor de todos tengo 22 años las demás
todo son de 30 para arriba y yo soy el único soltero hasta donde yo sé con la
que me la llebo mejor es con Sandra Sola y un compañero al que siempre le
olvido el nombre.
Casi siempre nos quedábamos hasta tarde trabajando
los 5. Por suerte siempre hubo buena onda entre todos por lo que podíamos
pasarla bien. Igualmente con la que mejor me llevaba era con Sandra, siempre
despierta, con chispa, podíamos ser compinches en cualquier cosa. Eso sin
contar que se trata de una pendeja infernal que media compañía quiere
voltearse. Acostarme con ella siempre fue una fantasía mía, pero acepto el
papel que me toca jugar en este juego: El de amigo y compinche de oficina.
Además, realmente la paso bien y me divierto mucho con ella.
Patricio se levanta y se despide de todos. Miro el
reloj. “Uyy, las 22:00 hs es tarde, mando este e-mail y me voy”, pensé. Así que
seguí trabajando por un tiempo más. De reojo podía ver a Sandra y Sola
conversando en el pasillo. Las dos estaban espectaculares: Sandra estaba con
una remerita roja que contorneaba sus tetas perfectas, un pantalón negro
ajustado que dejaba ver su hermoso culo y zapatos con tacos altos que
estilizaban mas su figura. Sola estaba parada y apoyando su perfecto culo en su
escritorio. Pelo recogido, tacos altos, trajecito gris oscuro y camisa blanca.
Sobria como siempre pero muy sexy. Creo que el e-mail que lo podría haber
enviado en 2 minutos lo envié en 10 de tanto mirar ese espectáculo digno de
verse.
Terminé mi trabajo, y me disponía a irme saludé
afectuosamente a las dos.
- Pórtense bien, eh. Ahora que me voy pueden traer
a los potros que están esperando y hacerse la fiestita.
- No creo que podamos hacer la fiestita porque el
potro se esta yendo ahora (me contestó Sandra)
Nos reímos un poco y me fui.
Estaba yendo para el auto y cuando estaba a punto
de entrar, me di cuenta de que me había olvidado el stereo en la oficina. Tuve
que volver a buscarlo.
Llegue al edificio subí por el ascensor hasta el
5to piso en donde trabajo y extrañamente vi a través de la puerta de vidrio de
la entrada, que Sola y Sandra no estaban más charlando en el pasillo. Entré a
la oficina y a simple vista no las ví allí. Me pareció raro porque no apagaron
las luces antes de irse. Fui directo a mi oficina, tomé el stereo y estaba a
punto de irme nuevamente. En eso sentí un ruido. El ruido venía de la sala de
reuniones que estaba al fondo de la oficina que extrañamente estaba con la
cortina baja.
Que raro, pensé. Siempre se corren las cortinas
cuando solamente alguien importante viene a la oficina y se reúne con los
capos, pero no recordaba que alguien importante hubiese visitado la oficina
hoy. Me acerqué muy despacio a la oficina y es cuando continué escuchando
algunos ruidos que provenían de esa oficina. Esos ruidos pronto se convirtieron
en pequeños gemidos y respiración acelerada.
Pensé que el sereno se había llevado a alguna puta
a la oficina y estaba cumpliendo con alguna fantasía. Me acerqué mas y mas y
espié por entre las cortinas. Quedé paralizado por lo que estaba viendo. Sola
estaba acostada en la mesa de reuniones boca arriba y las piernas flexionadas.
Tenía el saco abierto, la camisa desabotonada que dejaba ver sus tetas
sostenidas por un corpiño blanco calado, su pollera estaba levantada hasta sus
muslos que desnudaban sus hermosas piernas y terminaban en sus zapatos de taco.
Sandra estaba agachada y con su pecho sobre la mesa estaba lamiéndole la
conchita a Sola que se retorcía de placer. Cada lengüetazo de Sandra provocaba
un gemido a Sola que a la vez estiraba su cuerpo y tiraba su cabeza para atrás,
tanto así, que el rodete del pelo se le desarmó y ahora tenía el pelo suelto recibiendo
la lengüita de Sandra i una y otra vez.
Parecían dos escorts Madrid nunca pensé que estas dos compañeras legaran
poder hacer esa cosas sabiendo que las dos son casada y por lo que yo sabía
feliz mente casada la que mas parecía una escosrts asturias era Sandra a pesar de
que era la más recatada ante los ojos de todos en la oficina yo si sabía que
Sola era una escorts Barcelona en la cama una mujer muy abierta en cuanto a las
cosas del sexo pues en una fiesta el esposo nos había contado que sola era toda
una escorts valencia pero Sandra estaba aterrado pues no tenía nada que
envidiarle a las escorts alicante sin querer hice caer una agenda y las dos voltearon
mirar asustadas pero al ver que era yo siguieron pero esta vez me miraban tan
sensual que me recordaban a la mejor escorts mallorca con la que había estado
una vez decidí acercarme terminamos haciendo un trió el mejor trió que había hecho
pues ya lo había hecho con otras escorts Bilbao.