De camino a la casa después
de que salía de mi trabajo y parqueara el carro siempre veía a una hermosa
chica sentada con muchas amigas y amigos la verdad era la mujer mas
espectacular que había visto en mi vida.
Era totalmente
hermosa su cuerpo su piel sus vestidos los cuales eran muy ceñidos a su hermoso
cuerpo los cuales mostraban sus hermosas nalgas y senos yo siempre tomaba el
mismo camino solo para verla a si sea desde lejos no me importaba pues después de
solo me imagina que algún día se voltearía a verme y se lanzaría a mis brazos y
tendríamos una noche que ninguno de los dos olvidaríamos y que quedaría en
nuestra mente por el resto de nuestros días.
Al fin y al cabo el
centro de Barcelona no es tan grande y afortunadamente no tuve que esperar mucho tiempo. Un viernes por la tarde estaba tomando un café en un bar de la Plaça del Pi, cuando entró Esther. Me vio y acudió hacia mí con una amplia sonrisa. La besé en la mejilla y acercó peligrosamente su boca a la mía. Le dije que me hacía mucha ilusión verla y que tenía la tarde y noche libre puesto que Silvana había marchado a Hospitalet a fin de auxiliar a su prima en la remodelación de su casa y pensaba quedarse a dormir allí.
Esther me explicó que ella estaba en situación parecida dado que Artur estaba en Bilbao participando en unas jornadas académicas. Dijo que había tenido
la corazonada de que precisamente hoy nos encontraríamos y se acercó a mí hasta que nuestros cuerpos se rozaron. Contesté que tal vez fuera un buen augurio y que, en todo caso, podíamos quitarnos la soledad uno al
otro. Rió y dijo que lo estaba deseando. Me puse serio un instante para decirle si sabía a lo que se exponía y como respuesta se acercó su boca a mi oído y me dijo quedamente: "sí, amo".
Terminamos nuestras
consumiciones mientras hablábamos de las actividades de Artur, que últimamente se habían multiplicado al haber ganado las oposiciones a la cátedra. Salimos cogidos de la mano y nos dirigimos a la Rambla. Paré un taxi y le indiqué al conductor la dirección de un conocido hotel que suele albergar a parejas ilícitas. A todo esto Esther no hizo pregunta alguna ni pareció inmutarse cuando dije nuestro destino al taxista; pero su mano apretó la mía con fuerza cuando lo escuchó.
En poco más de un
cuarto de hora llegamos a la puerta del hotel. Entramos y
tras los breves trámites de recepción montamos en el ascensor para encaminarnos directamente a la habitación.
Entramos en la
estancia y apenas se cerró la puerta caímos uno en brazos del otro y nos fundimos en un húmedo beso, mientras las manos de cada uno recorrían el cuerpo del otro. Me separé de ella y me liberé de su abrazo.
Entendió el gesto y me dijo que desde la última vez que estuvimos los cuatro
juntos ardía en deseos de estar conmigo a solas. Tanto deseaba el encuentro que cuando salía a la calle y veía probabilidades de encontrarme se vestía con ropa interior de color negro, pues sabía que así me gustaba --Se alzó la falda para demostrarlo--. Hoy, al haber tenido la corazonada de nuestro encuentro, había metido en su bolso un artilugio que pensaba que me gustaría.
Me enseño lo que resultaron ser ni más ni menos que unas esposas. De plástico y apariencia poco profesional, pero esposas al fin y al cabo.
Comencé a desvestirme
hasta quedar solamente en calzoncillos. Le dije que
esperaba una exhibición de su cuerpo y ella comenzó pausada y ordenadamente a desnudarse. Primero los pendientes y el reloj, luego se desabotonó lentamente la blusa para exhibir el pecho cubierto por un sujetador negro. Esther estaba
de gala. Continuó con la falda, bajando la cremallera y dejándola caer al suelo.
Así dejó al descubierto unas braguitas también negras. En ropa interior y con
sus zapatos de tacón parecía una modelo, o una escorts en Barcelona de alto
nivel. La apremié para que continuara. Para entonces yo estaba sólo con mis calzoncillos
blancos y mis calcetines oscuros. Comencé a masturbarme a través de los slips.
Me senté en la cama y la observé atentamente. Continuó con su striptease la verdad
esta chica me confundía pues aunque no trabajaba en nada mantenía con mucho
dinero su cuerpo de escorts en Madrid era
totalmente moldeado por el gim al cual iba todos los días sus labios cual escorts
en valencia en selo eran rojos su coño esta depilado yo pensaba que era una
escorts en Asturias de esa de lujo que cuestan mucho dinero tan solo estar con
ellas unas horas y que ella no me lo decía por pena pero lo que ella no sabía
era que a mí no me importaba para nada eso era mejor para mí que ella fuera una
escorts en alicante pues como yo le gustaba no le tenía que pagar y yo sería el
que disfrutara de tener sexo con una escorts en bilbao de lujo
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